La selección de un envase para el transporte o almacenaje de productos químicos es uno de los puntos más importantes a la hora de mantener todas las propiedades del contenido durante su ciclo de vida, además de evitar reacciones no deseadas o riesgos innecesarios. Desde aquí, proponemos una pequeña guía de puntos a tener en cuenta a la hora de elegirlos.
Elegir un buen envase
La primera cuestión para seleccionar un buen envase es la comprensión de las propiedades del químico que debe albergar, que influirá directamente sobre el material del contenedor. Por ejemplo, debe tenerse en cuenta el nivel de reacción o corrosión del producto, a fin de que el contenedor ofrezca una resistencia adecuada y no interactúe con el producto.
Por otra parte, es importante que el diseño con cierres herméticos y sistemas de ventilación, para evitar acumulaciones de gases. A ello, además, hay que añadir las condiciones de almacenaje y transporte del producto, a fin de valorar si los efectos de la temperatura, la exposición a la luz y la humedad puedes comprometer las características del químico.
Tipologías
Existen diversos tipos, pero los más comunes son:
- Botellas de polietileno de alta densidad (PEAD): es resistente a productos corrosivos y tiene una gran capacidad para soportar altas temperaturas sin deteriorarse
- Frascos de vidrio: son ideales para productos que requieren un contacto inerte, pero resultan más frágiles.
- Bidones para líquidos y contenedores industriales: esenciales en entornos donde se manejan grandes volúmenes.
Características
Las características de cada uno de los envases son fundamentales a la hora de seleccionarlos para cada uno de los tipos de producto. Entre ellas:
- Resistencia del material. Para soportar las condiciones específicas del producto sin comprometer su integridad. Estamos hablando resistencia química y durabilidad frente a impactos físicos.
- Seguridad del envase. Para minimizar riesgos debe incluir características como cierres seguros y sistemas anti-manipulación.
- Etiquetado claro con toda la información relevante sobre el contenido, incluyendo peligrosidad y fecha de caducidad.
Rígidos o flexibles
La física de los envases, considerándola como rígida o flexible, tiene aplicaciones específicas para cada contenido:
- Rígidos. Ideales para líquidos y sólidos que requieren mucha protección robusta.
- Flexibles. Más ligeros, para sólidos o polvos.
Normativa
Como punto final, es importante destacar la necesidad de cumplir la normativa en cada caso, para garantizar la seguridad, además de la durabilidad y la correcta utilización de cada producto. Etiquetado, almacenaje, instrucciones de uso, características, caducidades, todo ello debe estar cubierto por la normativa vigente, por lo que es necesario mantenerse al día de la normativa vigente.